Libertador /

Microvivienda

El proyecto comenzó como un gran desafío -a pequeña escala- en un edificio clásico del arquitecto Adolfo Bullrich de 1940 sobre una esquina de la Avenida del Libertador, frente al Hipódromo de Palermo.

El desafío constaba en transformar una antigua “baulera” del edificio en desuso durante más de 40 años, y sin ningún tipo de instalaciones, en una vivienda cómoda para un habitante de la generación millennial.

El interior fue proyectado en función de tres áreas: un primer sector de cocinar/comer, un sector de estar y finalmente un sector de dormir. Se trató de dividir el espacio en sub-espacios integrados, vinculando sus usos y a su vez pudiendo diferenciarlos.

Buenos Aires. Argentina

La materialidad utilizada se centra en la liviandad y armonía por sus tonos neutros y cálidos. La madera como protagonista, conjugada con blancos y grises otorgan una neutralidad donde el protagonista es el paisaje.

El desafío

Encontramos la propiedad totalmente abandonada, con unos pequeños ventiluz y rodeada por una azotea intransitable perimetral, conformando la esquina. Inmediatamente entendimos que, priorizando por completo la experiencia de su vista inigualable, debíamos intervenir abriendo grandes ventanales, sin alterar la impronta de la fachada clásica.

BASZ ARQUITECTURA

¨ El desafío constó en transformar una antigua baulera del edificio en desuso durante más de 40 años¨

En esta baulera, o bien también, altillo de este emblemático edificio, se encuentra este pequeño oasis en la ciudad en el que sorprende la amplia vista panorámica a los bosques y al Río de la Plata.

 

Terraza exterior

En el proyecto se buscó la apertura de los vanos de las carpinterías al máximo para lograr la mayor entrada de luz, para integrar por completo el paisaje exterior al interior de la ahora unidad de vivienda, convirtiendo la terraza en una expansión de la misma, transitable ahora, con sitios de permanencia y descanso para poder apreciar el paisaje circundante.

El paisajismo de la terraza acompaña con vegetación en tonos desaturados donde los protagonistas como los olivos, lavandas, se complementan con otras especies como las westringias y laureles.

Interiorismo y mobiliario

Se buscó optimizar el espacio al máximo, para ello, los elementos de mobiliario fijo son claves en el proyecto: generan espacios de guardado y además se convierten en las líneas que delimitan los usos. De manera que de la cocina se desprende una barra que al mismo tiempo que hace de baranda de la escalera, es una mesada de trabajo de la cocina y barra de comedor a la vez.

Además, el espacio de guardado de cocina se convierte en un baúl de guardado, que es a su vez respaldo de cama y hace de consola para la espalda del sofá.

BASZ ARQUITECTURA

Espacio Interior

Los espacios de guardado juegan con sectores abiertos y cerrados permitiendo la posibilidad de ocultar y/o mostrar elementos de uso cotidiano necesario como el placard o la alacena abiertos, o el baúl y despensa cerrados.

Un espejo cuidadosamente ubicado permite reflejar el exterior, duplicando el paisaje en el interior, y creando la ilusión de la expansión de la cocina como si la misma continuará a lo largo, ampliando la percepción del espacio.

 

Colaboración. Arquitecto Adrián Presta. Fotografía Federico Kulekdjian